Un 31 de Octubre de 1979 , se produjo el cierre definitivo de Victoria, un cierre que terminaba con la forma de vida de sus habitantes. Sus nubes de polvo que se hacían al caer la noche, ya no los verían jamás, el sol implacable que encegecía la vista se quedaba atrás, los aires de injusticia se hacían más latente dentro de su gente. No tubieron más que doblegarse a esa triste realidad.
Se acababa las faenas calichera de la última oficina salitrera de Tarapacá.
Recuerdos imborrables quedaron en sus retinas. Victoria sólo duerme sus vivencias no morirán, ya que su gente e hijos salitreros la historia y legado de no olvidar, ellos se encargaran.
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